DEBUTAN HOY

• A las 22, en el teatro Orestes Caviglia (San Martín 251)

Dirigir una obra de Bertold Brecht no es cosa de todos los días: el dramaturgo germano plantea el desafío de entender su ideología, pero también el llamado “efecto de distanciamiento”, sobre el que muchas páginas se han escrito en la teoría teatral. El alemán oponía al teatro aristotélico, en el que el espectador debía identificarse con el personaje, el distanciamiento, para que la realidad pueda ser captada más plena y profundamente.

Esta noche, el Teatro Estable estrenará una de sus obras fundamentales, el clásico contemporáneo “Madre Coraje y sus hijos”, que escribió en Suecia en respuesta directa a la invasión de Adolf Hitler a Polonia en 1939, aunque ubicó a su drama durante la Guerra de los 30 años (entre 1618 y 1648).

Por sus ideas políticas de izquierda, Brecht abandonó Alemania y se exilió en Escandinavia en 1933, en pleno crecimiento de la ideología nazi. “Es un alegato contra la guerra, una metáfora de la realidad humana. La obra da la posibilidad de sacar al espectador de su apatía”, afirmó el director de la puesta, Ricardo Salim, a LA GACETA.

Madre Coraje es una astuta vendedora ambulante que, para sobrevivir, sortea hábilmente las diferencias entre católicos y protestantes y sigue con su carromato al Ejército sueco, sacando partido de la guerra y del dolor humano. Según Brecht, el personaje es un símbolo de la alianza entre la guerra y el comercio, donde la codicia lleva a pérdidas irreparables.

- ¿Por qué elegiste Brecht y esta obra en particular?

- Montar “Madre Coraje...” fue siempre una asignatura pendiente para mí. De Brecht son admirables su invención del teatro épico, el distanciamiento, su capacidad de estructurar escenas, de sintetizar en pocas frases gran cúmulo de emociones y con un planteo magistral de los personajes. La madre sacando provecho de la guerra se engaña a sí misma, porque en el fondo es la guerra la que saca provecho arrebatándole a su familia. Esta parábola, que es una metáfora de la realidad humana, nunca se ha entendido tanto como a la luz de los acontecimientos bélicos de hoy. Vemos por televisión imágenes muy dolorosas de Gaza y otros países en guerra, pero no convivimos con ellas. Las vemos, pero ni nos conmueven ni nos afectan. Esta obra es una muestra de cómo llegamos a esa insensibilidad. El montaje nos da la posibilidad de intentar sacar al espectador de la apatía con la que contempla la destrucción humana con una familiaridad enfermiza. Además, conocemos una obra maestra del teatro, raramente representada en nuestro medio por sus dificultades escénicas, que conmueve, entretiene y nos hace pensar.

- ¿Respetás el texto original o planteás algún giro en la puesta?

- Tomé varias traducciones de la obra, entre ellas la de Antonio Buero Vallejo, y realicé una adaptación, reduciendo la duración original de tres horas y media, a una hora y 50 minutos. Primero se había planteado estrenar en el Teatro San Martín, pero luego se resolvió que sería en el Orestes Caviglia (NdelaR: se reabre para esta obra, luego de 10 meses de refacciones), lo que implicó reducir la escala del montaje escénico, y replantear el diseño y los desplazamientos de la carreta, que es un elemento fundamental de la puesta. Un elenco de 24 actores, con 11 escenas (una menos que en el texto original), desarrolla la acción en ámbitos atemporales y hay 10 canciones con música original de Paul Lasseau, adaptada por Gerardo Alderete. Hay un coro de ocho actores, que interpretan a soldados, campesinas y prostitutas, que realiza sus cambios a la vista del público. Por último, un relator anuncia lo que sucederá, para producir el distanciamiento requerido por Brecht.

- Lo protagoniza una actriz que desde hace tiempo está fuera de los escenarios. ¿A qué se debe?

- La idea de hacer “Madre Coraje...” surgió de la posibilidad de que Norah Castaldo volviera a actuar. Es una de las pocas actrices en Tucumán con la tesitura, la energía, el temple y la experiencia que se requiere para este rol. Contar con una actriz adecuada es lo que hace difícil la representación de esta obra. En la Argentina, Alejandra Boero y Cipe Lincovsky la encarnaron, y en 1972 lo hizo Rosita Ávila en Tucumán, en la puesta de Oscar Quiroga en Nuestro Teatro.

- Es una obra cara…

- Todos sabemos que en el teatro independiente hacer una obra con derechos de un autor internacional se vuelve muy difícil, por la imposibilidad de recuperar la inversión. Por eso es importante que el teatro del Estado encare proyectos de esta envergadura. Las negociaciones de montos y formas de pago se hicieron a través de Argentores, pero desconozco los detalles.

DESDE EL ESCENARIO
EL ELENCO.-
De “Madre Coraje...” participan Norah Castaldo, Alejandra Páez Salas, Andrés D’Andrea, Jorge García, Andrea Barbá, Daniela Villalba, Marcos Acevedo, Pablo Delgado, Guillermo Arana, Noé Andrade, Sergio Domínguez, Facundo Vega Ancheta, Nelson Alfonso, Sergio Aguilar, Rubén Ávila y Gonzalo Véliz. La coreografía es de Marcos Acevedo. También actúan estudiantes de la Facultad de Artes de la UNT: Daniel Ardiles, Juan Juárez, Francisco Galarzo, Ayelén Ormaechea, Aimé Correa Bravo, Adolfina García Zavalía, Alejandra Monteros y Jesús Carlos Escudero. La dirección general es de Ricardo Salim, con asistencias de Lita Molina y de Silvina Schliserman, y el diseño integral, de la Fundación Teatro Universitario.

ESTRENADA EN 1941.- La obra fue puesta en escena por primera vez en 1941 en Suiza, y luego, en Berlín en 1949, dirigida por el propio Brecht con su segunda esposa, Helene Weigel, en el rol principal. Desde entonces, ha sido representada alrededor del mundo en numerosas producciones teatrales y versiones fílmicas. Es considerada por algunos como el texto más importante del siglo XX, y uno de los alegatos anti bélicos más relevantes de todos los tiempos.

EFECTO DE DISTANCIAMIENTO.- Brecht consideró necesario abandonar la identificación e introducir el principio de “distanciamiento”. Su objetivo fue lograr que el espectador reconozca las relaciones de los hombres (representadas en la escena) como transformables, no sólo como son sino también como podrían ser. También lo hizo para conservar la libertad de decisión del espectador frente a lo representado. Así creó un nuevo tipo de relaciones entre la escena y el auditorio, lo que le permite al público descubrir y asumir por medio de la distancia una actitud reflexiva y crítica frente a los acontecimientos representados. Su Teatro Épico fue considerado revolucionario para la época, y aún hoy se discute su efectividad.